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Un grito de verdad y justicia

Elvio Toscano, integrante de la Asociación Permanente por los Derechos Humanos (APDH), de la UEPC, docente, ex preso político nos cuenta desde su experiencia y sus años de militancia qué significa el “Nunca más”, y su percepción del trabajo en materia de Derechos Humanos desde el Estado en la actualidad y desde un sector políticamente activo del pueblo.

¿Por qué consideras que el 24 de Marzo es una fecha importante a la que toda la comunidad argentina deba conmemorar? 

Nosotros recordamos el 24 de Marzo como uno de los episodios más trágicos de la Argentina. Es un país que vivió, prácticamente durante el siglo XX, seis golpes de Estado. Que arrancó en 1930 en adelante con Irigoyen y que se fueron repitiendo, y que culminó con esto que nadie sospechaba que llegara a ser lo que fue el golpe de Videla, Agosti y Massera. Nosotros en el 24 de Marzo estamos haciendo memoria que es un tema de hacer memoria comprometida, reivindicamos los valores y los principios de nuestros compañeros en la práctica diaria. Pero fundamentalmente, la memoria es una memoria activa.

Es una manera de bucear la historia, profundizarla, indagarla, pegarle, pegarnos. No es una memoria pasiva. Es deliberante, crítica y la defendemos a muerte. Cuando hablo de un nosotros hablo fundamentalmente a la institución a la cual pertenezco que es APDH, la cual es una  Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) , una institución creada en 1984 en Villa María. Aparece en plena actividad un año después conjuntamente con el ingreso de López Rega en el gobierno, la persecución por parte de la triple A y el posterior golpe de Estado. Conformada por diversos sectores sociales, políticos, sindicales y religiosos argentinos, se organizan en respuesta a ésta violencia institucional que se vivía en ese entonces.

 

¿Actualmente a qué se dedica APDH?

Somos defensores de los derechos humanos, trabajamos con otras organizaciones populares, concejo, municipalidad y tenemos toda una programación. Arrancamos del 19 hasta el 23 de marzo, que hacemos la vigilia en el reloj del sol de la cual participan diferentes instituciones: la universidad, organizaciones culturales como quijotada y otras.

Hacemos políticas de derechos humanos, es decir que cuando hay políticas nacionales, provinciales o municipales que se desvían de lo que nosotros interpretamos, o que no cumplen con la Declaración Universal de los Derechos Humanos o la Constitución Nacional, intervenimos para bregar por los derechos.  

¿Qué piensa sobre el debate en relación al número de desaparecidos? ¿Qué piensa sobre la condena a los represores?

A criterio nuestro ellos pretenden pasar por la cantidad la tragedia que vivió la sociedad y el pueblo argentino, y para nosotros el número no es el tema de discusión. Es un tema marginal. Lo que pasa es que hablando del número es sacarlo del meollo de la cuestión. Y algunas medidas suman para correrlo, porque los que han sido asesinos, más allá de si tienen 80 años, tienen que estar en las cárceles comunes y no en sus casas o en cárceles VIP. A nosotros cuando nos llevaron de Córdoba a Sierra Chica iba gente de más de 80 años, tirados en el suelo y atados con cadena.

 ¿Cuál es la diferencia entre una persona de esa de edad en aquella época a un asesino de la misma edad ahora? A lo que hicieron lo tienen que pagar de alguna manera. Nosotros no compartimos que sea así. Ellos siguen creyendo que hicieron las cosas bien, que salvaron a un país asesinando gente, torturándolos. Es trágico.

¿Qué piensa que es necesario para realmente decir “Nunca más”?

Seguir trabajando porque de alguna manera el “Nunca más” se expresa en la justicia de la sociedad. Cuando a la gente se le quita la oportunidad de trabajar, de tener un plato de comida en su casa, mandar a sus hijos a la escuela, de tener una educación igualitaria y de calidad, ahí se tiene que expresar el “Nunca más”.

Por eso yo te hablaba de principios y valores de nuestros compañeros, y eso es: una educación igualitaria y de calidad para todos, de laburo. Hay que bajar ese concepto de la memoria que es juntarse los 23 a hacer la vigilia y después cada uno hace lo que quiere. Algunos siguen militando y otros se dedican a otra cosa.

Hay que ponerle énfasis, hay que jugársela, eso tampoco quiere decir que todos los días van a andar tirando bombas o peleando con la gente (ríe). Es difícil la tarea. No se cambia la conducción desde la escuela o criticando, se cambia militando, trabajando. Lo otro es cómodo. Y así como pasa en el gremio, sucede en la vida cotidiana. No se mira al otro, se trata de salvarse a uno mismo, es un “sálvese quien pueda” y no se dan cuenta de que solos no nos salvamos.

Se trata de una militancia comprometida, desde las pequeñas cosas, hay que ser protagonista.  Haciendo un frente común es de la única manera que se pueden cambiar las cosas, las políticas. Trabajamos para que la verdad deje de ser solo un símbolo y tome cuerpo.

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